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11 recomendaciones de buenas prácticas para la atención del dolor musculoesquelético

11 recomendaciones de buenas prácticas

Recomendaciones de buenas prácticas en fisioterapia

Si se presenta el caso de un paciente con una dolencia musculoesquelética a 10 fisioterapeutas distintos, es probable que reciba varios enfoques diferentes, no siempre acordes con las mejores prácticas de atención recomendadas. Por eso, en Physiotutors nos esforzamos por ofrecerle recomendaciones basadas en la evidencia sobre el diagnóstico y el tratamiento de las diversas afecciones que tratamos. 

Si examina detenidamente esas recomendaciones, podrá ver un tema general que trataremos en este blog. Si prefiere verlo o escucharlo, haga clic en el siguiente vídeo:

Las afecciones musculoesqueléticas de cuello, espalda, hombros, caderas y rodillas suponen la mayor carga para los sistemas sanitarios de todo el mundo. Lamentablemente, muchas patologías comunes del sistema musculoesquelético están mal gestionadas y se enfrentan a cuatro problemas comunes: En primer lugar, el uso excesivo de pruebas de imagen, como resonancias magnéticas y radiografías, a pesar de las directrices prácticas que desaconsejan su uso rutinario. Kai profundizó en otro vídeo sobre cuándo es apropiado utilizar imágenes. En segundo lugar, con demasiada frecuencia se opta por la cirugía como tratamiento de primera línea, a pesar de las sólidas pruebas que demuestran que es francamente inútil para muchas afecciones musculoesqueléticas. Luego tenemos la epidemia de opiáceos, ya que a menudo se recetan analgésicos potentes demasiado pronto o de forma inadecuada y, por último, muchos pacientes reciben una educación y un asesoramiento insuficientes sobre su problema de salud, lo que dificulta su proceso de recuperación. 

Muchos pacientes reciben educación y asesoramiento insuficientes sobre su problema de salud, lo que dificulta su proceso de recuperación.

Por eso se hacen muchos esfuerzos para proporcionar guías de práctica clínica o GPC para afecciones comunes que se ven en la práctica diaria. Pero hay muchas y, a nivel internacional, diferentes organismos profesionales tienen sus propias directrices, por lo que en 2020, Lin et al se preguntaron si había algún terreno común dentro de las GPC en la atención musculoesquelética. Entre todas las guías de práctica clínica de alta calidad, identificaron 11 recomendaciones de buenas prácticas coherentes para el dolor musculoesquelético con las que también estamos totalmente de acuerdo. Veamos cuáles son.

1. Atención centrada en el paciente

Por encima de todo, la piedra angular de la asistencia sanitaria debe ser su compromiso inquebrantable con una atención centrada en el paciente. Este principio fundamental dicta que todo el proceso asistencial debe girar en torno al contexto y las necesidades únicas de cada paciente. Un aspecto central de este enfoque es el fomento de una comunicación eficaz y empática, que promueva una comprensión profunda de las circunstancias, preocupaciones y preferencias específicas del paciente. Paralelamente, la toma de decisiones compartida se convierte en un elemento esencial de la atención centrada en el paciente, que garantiza que las decisiones médicas sean fruto de la colaboración entre profesionales sanitarios y pacientes. Este enfoque cooperativo no sólo respeta la autonomía del paciente, sino que también aprovecha sus valiosas ideas y preferencias. En última instancia, esta filosofía centrada en el paciente se esfuerza por capacitar a las personas adaptando su atención a sus necesidades concretas, promoviendo así experiencias sanitarias más eficaces, personalizadas y satisfactorias.

2. Detección de patologías graves

Dado que el acceso directo a la fisioterapia está aumentando en todo el mundo, la detección de alertas rojas debería ser el primer paso en la atención del dolor musculoesquelético. Por eso en nuestro canal encontrará varios vídeos sobre la detección de patologías graves. 

3. Evaluar los factores psicosociales

Además, cualquier problema de salud debe examinarse en un marco biopsicosocial, por lo que se recomienda evaluar los factores psicosociales. Entre ellos figuran las banderas amarillas, el estado de ánimo y las emociones (como la depresión y la ansiedad), el miedo al movimiento y el patrón de expectativas del paciente. Hay varios cuestionarios que pueden ayudar y los más recomendados son la herramienta StartBack y Örebro.

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4. Desaconsejar las imágenes radiológicas

Aunque la mayoría de las recomendaciones son "hacer", Lin y sus colegas también enumeran un par de "no hacer". La primera es desaconsejar la radiografía rutinaria a menos que 1, sospeche una patología grave tras la exploración, 2 haya habido una respuesta insatisfactoria a los cuidados conservadores o una progresión inexplicable de los signos y síntomas o 3, si es probable que la radiografía cambie el tratamiento. El uso inadecuado de la imagen puede ser perjudicial de tres maneras: En primer lugar, cuando los clínicos malinterpretan los hallazgos de las imágenes, en segundo lugar, cuando los hallazgos son malinterpretados por el paciente y, en tercer lugar, por la exposición a la radiación. Llegados a este punto, le animo a que vea nuestro vídeo sobre la utilidad del diagnóstico por imagen en la lumbalgia.

5. Realizar un examen físico

La siguiente recomendación es realizar una evaluación física, que podría incluir pruebas de detección neurológica, evaluación de la movilidad y pruebas de fuerza muscular. Sin embargo, se ha demostrado en varias ocasiones que las pruebas especiales tienen un valor limitado en el proceso de diagnóstico. No obstante, existen algunas pruebas especiales que tienen un alto valor clínico y que hemos recopilado en una lista de reproducción que puede consultar. Aparte de juzgar la exploración física basándonos únicamente en la falta de apoyo empírico, no debemos pasar por alto la posible insatisfacción del paciente y la demanda injustificada de pruebas o nuevas derivaciones.

6. Evaluar los progresos con medidas de resultados validadas

Durante el proceso de rehabilitación, el progreso del paciente debe evaluarse utilizando medidas de resultados validadas. Un buen punto de partida es el seguimiento de los progresos mediante una escala numérica de calificación del dolor, la evaluación de las molestias específicas del paciente en la vida diaria, un cuestionario de recuperación autoevaluado y evaluaciones de la calidad de vida. Nuestra biblioteca de cuestionarios clínicos está creciendo en physiotutors.com, asegúrese de comprobarlos.

Como terapeuta, debe ser capaz de responder a cuatro preguntas sencillas que probablemente se plantee su paciente: 1. ¿Qué me pasa? 2. ¿Cuánto tardará? 3. ¿Qué puedo hacer por ella? Y 4. ¿Qué puede hacer por ella?

Louis Gifford

7. Proporcionar formación/información a los pacientes

Cuando se atiende a un paciente con un problema de salud, no sólo de naturaleza musculoesquelética, es importante proporcionarle formación o información sobre su enfermedad y las opciones de tratamiento disponibles. Por tanto, antes de seguir adelante con cualquier tratamiento, fomente la autogestión e informe y tranquilice al paciente sobre la enfermedad e intente explicarle su pronóstico. Como dijo Louis Gifford: Como terapeuta, debe ser capaz de responder a cuatro preguntas sencillas que probablemente se plantee su paciente: 1. ¿Qué me pasa? 2. ¿Cuánto tardará? 3. ¿Qué puedo hacer por ella? Y 4. ¿Qué puede hacer por ella?

8. Proporcionar una gestión centrada en la actividad física

Entre las diversas GPC de alta calidad sobre dolor musculoesquelético, se encontró consenso en el manejo que aborda la actividad física y/o el ejercicio. Así, afecciones como la osteoartritis, la lumbalgia, el dolor de cuello o los trastornos del manguito de los rotadores pueden tratarse eficazmente con el mantenimiento de una actividad física normal, ejercicios aeróbicos y un programa general de ejercicios que incluya fuerza, movilidad, estiramientos y educación neuromuscular.

9. Proporcionar terapia manual sólo como complemento

En el contexto de la terapia manual, es imperativo subrayar que su aplicación es más beneficiosa cuando se integra como componente complementario en el marco de los tratamientos antes mencionados. Lin et al, en su exhaustiva evaluación, caracterizan la terapia manual como una propuesta "que podría hacerse" más que como un mandato definitivo "que debería hacerse". Esta distinción subraya el carácter matizado y selectivo de la terapia manual en el tratamiento de las afecciones musculoesqueléticas. El uso de la terapia manual debe considerarse juiciosamente, teniendo en cuenta las necesidades y respuestas específicas de cada paciente. Cuando se integra estratégicamente junto con las modalidades de tratamiento antes mencionadas, puede ser un valioso complemento en la búsqueda de mejores resultados para los pacientes. Esta perspectiva de "podría hacerlo" fomenta un enfoque más personalizado y centrado en el paciente, reconociendo que la terapia manual puede ser una opción en determinados casos, pero no es en absoluto una necesidad universal. Así pues, el enfoque holístico del tratamiento del dolor musculoesquelético debe caracterizarse por la flexibilidad, la adaptabilidad y la evaluación caso por caso para determinar el curso de acción más adecuado para cada paciente.

10. Ofrecer primero atención no quirúrgica basada en la evidencia

En la introducción, como se ha destacado anteriormente, existe una creciente preocupación por el aumento de la prevalencia de las intervenciones quirúrgicas como enfoque principal para abordar el dolor musculoesquelético. Esta tendencia persiste a pesar de las numerosas pruebas empíricas que desaconsejan inequívocamente la cirugía como primera opción para tratar estas afecciones. Es imperativo que se produzca un cambio de paradigma en el tratamiento del dolor musculoesquelético, haciendo hincapié en las terapias no quirúrgicas como primera línea de defensa. En consecuencia, se recomienda encarecidamente que los profesionales sanitarios den prioridad a ofrecer a los pacientes una amplia gama de tratamientos conservadores y no invasivos como paso inicial para abordar sus problemas musculoesqueléticos. Este enfoque proactivo es crucial para permitir a los pacientes experimentar los beneficios de la atención no quirúrgica y agotar todas las opciones de tratamiento conservador adecuadas antes incluso de contemplar la posibilidad de procedimientos quirúrgicos. Adoptando esta estrategia, no sólo podemos mejorar los resultados de los pacientes, sino también reducir la carga de los sistemas sanitarios y minimizar los riesgos potenciales asociados a cirugías innecesarias.

11. Facilitar la continuación o reanudación del trabajo

Por último, una recomendación que "debería hacerse" es facilitar la continuación o reanudación del trabajo, ya que la ausencia prolongada del trabajo es un factor de pronóstico negativo para la recuperación de varias afecciones musculoesqueléticas. Por lo tanto, su tratamiento debe incluir formas de facilitar la vuelta al trabajo y realizar adaptaciones para que pueda lograrse. Lo ideal es hacerlo en un marco multidisciplinar en el que participen no sólo usted y su paciente, sino también el empresario, el médico de empresa o los servicios de rehabilitación profesional.

Resumen

El seguimiento de estas 11 recomendaciones debería traducirse efectivamente en mejores resultados para los pacientes, una reducción de los costes para nuestros sistemas sanitarios y el establecimiento de una base común para los profesionales sanitarios que tratan el dolor musculoesquelético.

Gracias por leernos.

Referencias

Lin I, Wiles L, Waller R, et al. ¿Cómo es la mejor práctica asistencial para el dolor musculoesquelético? Once recomendaciones coherentes de guías de práctica clínica de alta calidad: revisión sistemática. Br J Sports Med. 2020;54(2):79-86. doi:10.1136/bjsports-2018-099878

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