Entender el síndrome de estrés de la tibia medial (también conocido como síndrome de estrés de la tibia): Panorama general

Esta entrada de blog procede en gran medida de nuestra entrevista en podcast con Tom Goom y se complementa con pruebas científicas. No es, ni mucho menos, una panorámica completa de la literatura científica sobre el MTSS, pero su objetivo es proporcionar información importante al reaeder. ¡Disfrute de la lectura!
El síndrome de estrés de la tibia medial (STMT), conocido comúnmente como síndrome de estrés de la tibia, es una lesión prevalente por uso excesivo que afecta principalmente a los atletas que practican carreras y deportes de alto impacto. El MTSS se produce cuando el hueso y los tejidos blandos circundantes están sometidos a tensiones repetitivas. Aunque es una afección muy conocida entre los corredores, el MTSS también afecta a atletas de deportes como el fútbol, el baloncesto y el voleibol. Comprender las causas, la fisiopatología, los factores de riesgo y las mejores estrategias de tratamiento y recuperación es esencial para gestionar eficazmente el MTSS. Esta entrada del blog ofrece una exploración en profundidad del MTSS, centrándose en las ideas compartidas en un podcast reciente con Tom Goom, fisioterapeuta líder en la materia.
¿Qué es el MTSS?
El MTSS se refiere al dolor a lo largo del borde medial de la tibia, típicamente asociado a la tensión repetitiva sobre el hueso. Suele observarse en atletas que realizan actividades de alto impacto, como correr, sobre todo en aquellos que aumentan repentinamente la intensidad o la duración de su entrenamiento. El dolor suele presentarse como un dolor sordo, que puede intensificarse durante o después de correr o de realizar otros ejercicios de alto impacto en los que se soporta peso.
Síntomas comunes del MTSS:
- Dolor a lo largo del borde medial de la tibia: Este dolor suele sentirse en una longitud más amplia del tercio distal del borde medial de la tibia, provocado de forma típica por la palpación a lo largo de al menos 5 centímetros consecutivos.
- Dolor con la actividad: Las molestias suelen aumentar con la actividad física, sobre todo al correr o tras largos periodos de ejercicio en los que interviene la extremidad inferior.
- Hinchazón: A diferencia de otras lesiones, el MTSS rara vez provoca hinchazón; sin embargo, los casos gravemente irritados presentan hinchazón en la parte distal inferior de la pierna.
- El dolor disminuye con el reposo: A menudo, el dolor disminuye o desaparece tras un periodo de reposo, sólo para reaparecer cuando se reanuda la actividad.
Aunque el MTSS comparte algunas características con otras afecciones como las fracturas por sobrecarga, suele estar menos localizado e implica un patrón de dolor más difuso. En cambio, las fracturas por estrés se centran más en un único punto del hueso y requieren un tratamiento más intensivo.
Causas y fisiopatología del MTSS
La causa principal del MTSS es el estrés repetitivo y la sobrecarga de la tibia y los tejidos circundantes, especialmente cuando el hueso no es capaz de soportar las fuerzas acumuladas. Esta tensión continua puede provocar la inflamación del periostio (el tejido conjuntivo que rodea al hueso) y, con el tiempo, puede desembocar en un edema de la médula ósea e incluso en una fractura por estrés.
Fisiopatología:
Fatiga muscular: Cuando los músculos de la cadera y la pierna se fatigan, son menos capaces de absorber los impactos y estabilizar la parte inferior de la pierna. Esto aumenta la carga sobre el hueso, contribuyendo al desarrollo de MTSS.
Uso excesivo y microtraumatismos: El impacto repetido de actividades como correr provoca pequeños microdaños repetitivos. Con el tiempo, estos microdaños en el tejido óseo no se curan adecuadamente y se acumulan, provocando inflamación y dolor.
Remodelación ósea: La tibia experimenta un proceso natural de remodelación para hacer frente a estas fuerzas de tensión. Sin embargo, si el volumen y la intensidad del entrenamiento superan la capacidad de adaptación del organismo, puede producirse inflamación, irritación del periostio y, potencialmente, edema de la médula ósea o fractura por estrés.
Factores de riesgo para el MTSS
Varios factores aumentan la probabilidad de desarrollar MTSS. Se trata de factores intrínsecos y extrínsecos. Los factores clave que se han encontrado significativamente asociados con el MTSS son: sexo femenino, historia previa de MTSS, menos años de experiencia corriendo, uso reciente de ortesis, aumento del índice de masa corporal, aumento de la caída del navicular y aumento del rango de movimiento de la cadera en rotación externa en varones(Newman et al., 2013).
Otros factores que se han asociado a la aparición de MTSS a partir de la experiencia clínica son:
1. Carga de entrenamiento:
Un factor de riesgo importante del MTSS es el aumento de la carga de entrenamiento, en particular los picos repentinos de intensidad o kilometraje. Aumentar rápidamente el volumen de carrera o la intensidad del entrenamiento sin dejar tiempo suficiente para que el cuerpo se adapte puede suponer una carga excesiva para la tibia y provocar la aparición de MTSS.
2. Calzado:
El cambio repentino a un zapato que proporciona menos apoyo o un calzado inadecuado pueden contribuir significativamente al desarrollo de MTSS.
3. Desequilibrio y debilidad muscular:
La debilidad o los desequilibrios de los músculos de la parte inferior de la pierna y del tronco, en particular de las pantorrillas, pueden provocar una mala absorción de los impactos, lo que aumenta la tensión sobre la tibia. Si los músculos que rodean la tibia no son lo bastante fuertes para soportar la carga, el hueso puede llevarse la peor parte del impacto.
Los ejercicios de fortalecimiento, especialmente los dirigidos a los músculos de la pantorrilla, desempeñan un papel fundamental en la prevención y el tratamiento del MTSS. Fortalecer las pantorrillas, los isquiotibiales, los cuádriceps y los glúteos ayuda a sostener la tibia y reduce la probabilidad de lesiones.
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Tratamiento del MTSS
1. Gestión del descanso y la carga:
El primer paso para tratar el MTSS es reducir o modificar la intensidad del entrenamiento. Esto podría significar reducir el kilometraje o cambiar a actividades de bajo impacto como el ciclismo o la natación para mantener la forma cardiovascular sin exacerbar el dolor de espinillas. El reposo absoluto no suele ser necesario, pero es esencial reducir la actividad de alto impacto.
Por ejemplo, tras un breve periodo de descarga, se debe volver a correr de forma gradual, haciendo hincapié en empezar con carreras lentas y cortas e ir aumentando progresivamente la distancia y la intensidad en función de la tolerancia al dolor de la persona.
2. Ejercicios de fortalecimiento:
El fortalecimiento de los músculos que rodean la espinilla y la parte inferior de la pierna es esencial para la recuperación y la prevención de recidivas. Los ejercicios específicos deben centrarse en las pantorrillas, los cuádriceps, los isquiotibiales, los glúteos y el tronco. El fortalecimiento de estos grupos musculares aumenta su capacidad para absorber los impactos y mejorar la estabilidad durante las actividades de alto impacto, mientras que su fortalecimiento induce adaptaciones óseas beneficiosas.
3. Pliométrica y entrenamiento específico del deporte:
A medida que el individuo progresa en su recuperación, el acondicionamiento específico para el deporte y la ejercicios pliométricos pueden incorporarse para simular las exigencias de su deporte. Por ejemplo, un jugador de voleibol puede necesitar ejercicios que reproduzcan los movimientos explosivos del salto, mientras que un corredor se beneficiaría de ejercicios centrados en mejorar la mecánica de carrera. En esta fase es necesario vigilar de cerca el dolor y los síntomas para evitar que se agrave la lesión.
4. Retorno gradual a la actividad:
Uno de los aspectos más críticos de la recuperación es la vuelta gradual a la carrera o a las actividades específicas del deporte. Un plan estructurado de reincorporación al juego es vital para minimizar el riesgo de una nueva lesión.
La vuelta al deporte podría comenzar, por ejemplo, con una caminata sin dolor, seguida de footing a ritmo lento. Es importante vigilar los síntomas y reducir el volumen o la intensidad si se produce una reagudización. La vuelta al entrenamiento completo sólo debe producirse cuando el deportista pueda realizar la actividad sin dolor.
5. Tratamientos complementarios para el MTSS
Aunque los métodos de tratamiento conservador como el reposo, el fortalecimiento y el control de la carga suelen ser suficientes, a veces se utilizan tratamientos complementarios como el hielo, la terapia con ondas de choque y los antiinflamatorios. Sin embargo, deben considerarse opciones de tratamiento complementarias, no primarias.
- Hielo y AINE: Aunque el hielo y los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) pueden ayudar a reducir el dolor y la inflamación, no abordan la causa fundamental del MTSS, que es el uso excesivo. Además, algunas pruebas sugieren que los AINE pueden inhibir la cicatrización ósea, lo que los hace menos idóneos para su uso en lesiones por estrés óseo.
- Terapia de ondas de choque: Aunque algunas pruebas apoyan el uso de la terapia con ondas de choque para tratar las lesiones por estrés óseo, no es un tratamiento de primera línea para el MTSS. Puede considerarse en casos persistentes en los que las medidas conservadoras no han funcionado.
Prevenir el MTSS
Una vez que el deportista se ha recuperado de un MTSS, es esencial aplicar estrategias para prevenir su reaparición. Entre ellas figuran:
- Progresión gradual del entrenamiento: Evite los aumentos bruscos de intensidad o kilometraje. Los cambios graduales permiten al organismo adaptarse y reducen el riesgo de volver a lesionarse.
- Entrenamiento de fuerza: Continúe con los ejercicios de fortalecimiento de la parte inferior de la pierna, los cuádriceps, los isquiotibiales, los glúteos y los músculos centrales para mantener la alineación adecuada de las piernas, la estabilidad y estimular la adaptación de los huesos a la carrera.
- Calzado adecuado: Asegúrese de que el calzado le queda bien y le proporciona suficiente sujeción.
- Formación cruzada: Considere la posibilidad de incluir actividades de bajo impacto para reducir la carga global sobre la tibia, especialmente en las primeras fases de la vuelta al deporte.
Referencias

Aníbal Vivanco
Fisioterapeuta, creador de contenidos
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