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Investiga en Músculo y tendón 3 de abril de 2025
Bramah et al. (2025)

Biomecánica del sprint asociada a las distensiones de isquiotibiales en futbolistas masculinos.

Mecánica del sprint y distensión de isquiotibiales

Introducción

Las lesiones por distensión de isquiotibiales (LSI) siguen siendo una de las lesiones musculoesqueléticas más prevalentes en el fútbol de élite, con unas tasas de incidencia que se han duplicado en las dos últimas décadas. Aunque los factores de riesgo tradicionales de las distensiones de isquiotibiales -incluidas las lesiones previas, los déficits de fuerza excéntrica de los isquiotibiales y la carga de carrera- están bien establecidos, la relación entre la mecánica del sprint y el riesgo de distensión de isquiotibiales sigue siendo controvertida, a pesar de que con frecuencia se tiene en cuenta en los programas de prevención.

Este desfase entre la práctica clínica y la evidencia pone de manifiesto la necesidad de herramientas de evaluación prácticas y basadas en el terreno. Aunque la tecnología de captura tridimensional del movimiento (3DMoCap) es la norma de oro para la evaluación biomecánica, Sprint Mechanics Assessment Score (S-MAS) ofrece una solución más factible desde el punto de vista clínico, ya que utiliza un sencillo análisis de vídeo para evaluar patrones de movimiento potencialmente arriesgados.

Este estudio investiga si el S-MAS puede ayudar a los médicos a predecir y prevenir las lesiones de isquiotibiales, tendiendo un puente entre la investigación biomecánica y la práctica de la medicina deportiva en el mundo real.

Método

Este estudio de cohorte prospectivo de 6 meses realizó un seguimiento de jugadores de fútbol de élite para investigar la mecánica del sprint y el riesgo de distensión isquiotibial. La metodología se ciñó a las directrices de la Strengthening the Reporting of Observational Studies in Epidemiology (STROBE) para la elaboración rigurosa de informes de investigación observacional.

En este estudio prospectivo participaron jugadores de campo de clubes de fútbol profesionales ingleses que tenían el visto bueno médico para participar plenamente y al menos 18 años de edad. Se excluyó a los porteros y también a los jugadores que volvían de una operación reciente (antes de 6 meses) para evitar factores de confusión. Inicialmente participaron nueve clubes, uno de los cuales fue excluido por no cumplir los criterios de edad.

Para determinar cuántos jugadores eran necesarios para el estudio, los investigadores analizaron primero los datos sobre lesiones de un club de fútbol. Utilizaron estos datos piloto -que mostraban una tasa de lesiones del 22%- para realizar un cálculo de potencia con el software G*Power. El análisis indicó que necesitaban 100 participantes en total para tener un 90% de posibilidades de detectar un patrón de lesión verdadero

manteniendo la tasa de falsas alarmas en un 5%. El estudio se diseñó para incluir a cuatro jugadores no lesionados por cada uno lesionado (proporción 1:4) para garantizar que se pudieran hacer comparaciones adecuadas.

Mecánica del sprint y distensión de isquiotibiales.
De: Bramah et al., Revista Británica de Medicina Deportiva (2025).

 

Recogida de datos

Los participantes realizaron dos sprints máximos de 35 m tras un calentamiento estandarizado y carreras de acumulación submáximas (80-90% de esfuerzo). Las pruebas se realizaron en pretemporada (junio-agosto) o en temporada (octubre-marzo) sobre hierba natural o artificial, con los jugadores calzados con sus botas de fútbol preferidas. Se grabaron los dos ensayos de sprint para asegurarse de que las extremidades derecha e izquierda se registraban correctamente.

Puntuación S-MAS

Un único biomecánico con 10 años de experiencia, ciego a los resultados de las lesiones, evaluó todas las pruebas de sprint utilizando la Puntuación de Evaluación de la Mecánica del Sprint (S-MAS) de 12 ítems. El análisis se realizó fotograma a fotograma utilizando el software de análisis de vídeo Kinovea. Cada una de las 12 características cinemáticas se puntuó dicotómicamente: un punto por la presencia de un patrón de movimiento subóptimo y cero puntos por su ausencia. Así se obtuvo una puntuación total que oscilaba entre 0 (que indicaba una mecánica de sprint óptima) y 12 (que reflejaba múltiples déficits observables), correspondiendo las puntuaciones más altas a una calidad de movimiento progresivamente peor.

Informe sobre lesiones en los isquiotibiales

En el estudio se analizaron tanto las HSI notificadas retrospectivamente (12 meses de seguimiento, verificadas médicamente) como las ocurridas prospectivamente (6 meses de seguimiento, confirmadas mediante IRM) relacionadas con sprints. Los datos retrospectivos recogieron el mecanismo y la lateralidad de la lesión mediante entrevistas a los jugadores y la revisión de los historiales médicos. Las lesiones prospectivas se documentaron clínicamente con localización muscular basada en resonancia magnética y se clasificaron mediante la clasificación del Atletismo Británico. Para minimizar los factores de confusión, se excluyó de los controles a los atletas que sufrieron lesiones graves no isquiotibiales (>28 días de baja), lo que garantizó exposiciones al entrenamiento comparables entre los grupos. La combinación de análisis retrospectivos y prospectivos permitió a los investigadores asociar de forma fiable la mecánica específica del sprint y el riesgo de distensión isquiotibial.

Análisis estadísticos

Los análisis (Stata/JASP) incluyeron pruebas de normalidad/varianza (Shapiro-Wilk, Levene), con comparaciones de grupos mediante pruebas t o pruebas U de Mann-Whitney. Retrospectivamente, las puntuaciones S-MAS diferían entre los jugadores previamente lesionados y los no lesionados (U de Mann-Whitney). De forma prospectiva, las HSI confirmadas mediante IRM se relacionaron con la S-MAS (predictor primario) utilizando métodos similares, y se compararon extremidades lesionadas con extremidades no lesionadas seleccionadas al azar. Los tamaños del efecto (g de Hedges) cuantificaron la magnitud. Las pruebas de Kruskal-Wallis compararon el S-MAS entre los subgrupos de primera vez, recurrentes y no lesionados. La regresión de Poisson modeló el S- MAS como predictor de HSI, ajustando por edad/lesión previa (IRRs reportadas). Las curvas ROC identificaron un umbral de riesgo S-MAS óptimo.

Resultados

En esta investigación participaron 126 futbolistas profesionales masculinos de ocho clubes ingleses que abarcaban desde las divisiones de la Premier League hasta la National League. El análisis retrospectivo incluyó a 118 jugadores, 23 clasificados como previamente lesionados (PREV-INJ) y 95 como no lesionados (PREV-UNINJ), que mostraban características físicas comparables (altura ~181-183 cm, masa ~78-80 kg).

Mecánica del sprint y distensión de isquiotibiales
De: Bramah et al., Revista Británica de Medicina Deportiva (2025).

El seguimiento prospectivo durante seis meses retuvo a 111 participantes tras excluir a 7 perdidos durante el seguimiento y a 16 con lesiones graves no isquiotibiales. De las 17 nuevas lesiones de isquiotibiales, 14 estaban relacionadas con el sprint (grupo PROSP-INJ) y se compararon con 78 controles no lesionados (PROSP-UNINJ). Se excluyeron tres HSI no impresos para mantener el enfoque mecanicista.

Mecánica del sprint y distensión de isquiotibiales
De: Bramah et al., Revista Británica de Medicina Deportiva (2025).

El análisis retrospectivo demostró que los jugadores previamente lesionados (PREV-INJ) presentaban puntuaciones S-MAS significativamente más altas en comparación con sus homólogos no lesionados (mediana de 6 frente a 5, p=0,007), con tamaños del efecto que iban de triviales a grandes (g de Hedges=0,17- 1,1).

En el análisis prospectivo de 6 meses, los jugadores que sufrieron lesiones de isquiotibiales relacionadas con el sprint (PROSP-INJ) mostraron puntuaciones S-MAS significativamente peores que los controles no lesionados (mediana de 6 vs. 4, p=0,006), siendo las lesiones por primera vez las que mostraban la disparidad más llamativa (mediana de 7 vs. 4, p=0,006). 4, p=0.017). Cada aumento de 1 punto de la S-MAS elevaba el riesgo de lesión en un 33% (TIR ajustada=1,33, p=0,044), lo que confirma una relación dosis-respuesta. El análisis de las características operativas del receptor (ROC) determinó que 5,5 era el límite óptimo (AUC=0,732), y que las puntuaciones ≥6 producían un riesgo de lesión clínicamente significativo, aunque no estadísticamente significativo (p=0,065)-2,8 veces mayor (IC 95%: 0,94-8,35) en comparación con puntuaciones ≤5. En particular, la sensibilidad de la herramienta (78,6%) superó a su especificidad (65,4%), dando prioridad a la detección de verdaderos positivos. En conjunto, estos resultados validan el S-MAS como herramienta pragmática de cribado para señalar mecánicas de sprint de alto riesgo, sobre todo en lesiones de primera vez, al tiempo que subrayan la necesidad de interpretar con cautela los umbrales significativos limítrofes.

Mecánica del sprint y distensión de isquiotibiales
De: Bramah et al., Revista Británica de Medicina Deportiva (2025).
Mecánica del sprint y distensión de isquiotibiales.
De: Bramah et al., Revista Británica de Medicina Deportiva (2025).
Mecánica del sprint y distensión de isquiotibiales
De: Bramah et al., Revista Británica de Medicina Deportiva (2025).
Mecánica del sprint y distensión de isquiotibiales
De: Bramah et al., Revista Británica de Medicina Deportiva (2025).

Preguntas y reflexiones

Este estudio ofrece pruebas importantes que relacionan una mala mecánica de sprint y la distensión de los isquiotibiales, proporcionando a los clínicos una herramienta práctica de evaluación sobre el terreno. Sin embargo, hay que señalar algunas limitaciones. Y lo que es más importante, el S-MAS no ha sido validado frente a los sistemas de captura de movimiento en 3D, la norma de oro para el análisis biomecánico. La correlación demostrada entre las puntuaciones S-MAS más altas y la aparición de lesiones es prometedora para el uso clínico, sobre todo dada la sencillez y accesibilidad de la herramienta. Sin embargo, antes de aplicarlo ampliamente, necesitamos estudios prospectivos más amplios para: 1) establecer valores de corte definitivos, 2) verificar su exactitud predictiva en diversas poblaciones, y 3) determinar cómo complementa las evaluaciones existentes del riesgo de lesión. Los hallazgos actuales justifican el uso de la S-MAS como herramienta de cribado, pero los profesionales deben interpretar las puntuaciones con cautela y combinarlas con otras medidas clínicas.

El análisis prospectivo, aunque metodológicamente sólido, se enfrenta a retos inherentes debido a la menor muestra de jugadores lesionados en comparación con los controles no lesionados, una limitación habitual en los estudios de predicción de lesiones. Este desequilibrio, aunque inevitable en los diseños prospectivos, puede reducir la potencia estadística para detectar diferencias sutiles pero clínicamente significativas. A pesar de sus limitaciones, el S-MAS proporciona una evaluación compuesta clínicamente útil de múltiples factores de riesgo biomecánicos, lo que permite una identificación eficaz de los patrones de sprint de alto riesgo en entornos de campo.

Un descuido importante es la falta de seguimiento de las variables de carga de entrenamiento (volumen, intensidad), que son moderadores conocidos del riesgo de lesión. Las fluctuaciones en la carga de trabajo -ya sean picos excesivos o un acondicionamiento inadecuado- podrían confundir la relación entre la mecánica del sprint y los resultados de las lesiones. Además, el momento de las evaluaciones (pretemporada frente a temporada) introduce una variabilidad adicional, ya que la eficacia mecánica de los jugadores y su susceptibilidad a las lesiones pueden cambiar en las distintas fases del calendario competitivo.

Háblame de lo que es un "nerd

Los investigadores analizaron las puntuaciones S-MAS para identificar los factores de riesgo biomecánicos de las lesiones de isquiotibiales. Primero confirmaron la esperada distribución no normal de las puntuaciones mediante pruebas de Shapiro-Wilk y gráficos Q-Q, anticipando que los jugadores propensos a las lesiones mostrarían valores S-MAS distintos y elevados, en lugar de agruparse en torno a la media del equipo. Este patrón de distribución reveló:

  1. Un grupo mayoritario con mecánica típica
  2. Un subgrupo de alto riesgo con una técnica deficiente (puntuaciones más altas)

Como las pruebas paramétricas serían inadecuadas para estos datos sesgados, utilizaron las pruebas U de Mann-Whitney para comparar de forma fiable las puntuaciones entre jugadores lesionados y no lesionados. Este enfoque se centró específicamente en la detección de valores atípicos biomecánicos clínicamente significativos, en lugar de las tendencias medias de la población. Para las variables continuas, como la edad o la estatura, que se distribuían normalmente, utilizaron pruebas t.

Tras establecer estas comparaciones fundacionales, los investigadores cuantificaron además la importancia práctica de las diferencias utilizando los tamaños del efecto g de Hedges. Aunque las pruebas U de Mann-Whitney confirmaron que los jugadores lesionados tenían puntuaciones S-MAS más altas, los tamaños del efecto revelaron si estas diferencias eran triviales (0,2), moderadas (0,5) o grandes (0,8) en términos del mundo real. Para abordar la cuestión matizada de cómo influía el historial de lesiones en el riesgo, emplearon pruebas de Kruskal-Wallis con correcciones post hoc de Dunn. Esto permitió la comparación entre tres subgrupos críticos: lesionados por primera vez, lesionados recurrentes y jugadores no lesionados, ampliando la dicotomía lesionado inicial/no lesionado. En conjunto, este análisis secuencial garantizó no sólo el rigor estadístico, sino también la relevancia clínica, señalando exactamente qué atletas (por ejemplo, los que sufrían lesiones por primera vez y tenían puntuaciones S-MAS elevadas) se enfrentaban al mayor riesgo.

Una vez establecido que los jugadores lesionados presentaban puntuaciones S-MAS más altas mediante comparaciones no paramétricas (U de Mann-Whitney) y cuantificada la magnitud de estas diferencias (g de Hedges), los investigadores abordaron dos cuestiones clínicas fundamentales: ¿Con qué precisión predice el S-MAS el riesgo de lesión? y ¿Qué umbral debe desencadenar la intervención? Para modelizar la relación entre la biomecánica y la incidencia de lesiones a lo largo del tiempo, emplearon la regresión de Poisson, un método adaptado a los datos de recuento, como las lesiones. Este análisis reveló que cada aumento de 1 punto de la S-MAS aumentaba el riesgo de lesión en un 33%, incluso después de ajustar por factores de confusión como la edad y las lesiones previas, lo que confirma su valor como predictor independiente. Sin embargo, para traducir este riesgo continuo en una práctica clínica procesable, utilizaron el análisis de la curva ROC, que identificó ≥6 como el punto de corte óptimo de S-MAS. Este umbral equilibraba la sensibilidad (detectaba el 78,6% de las lesiones verdaderas) con la especificidad (minimizaba las falsas alarmas), proporcionando a entrenadores y médicos un punto de referencia claro para los mecánicos de alto riesgo. En conjunto, estas pruebas avanzadas ampliaron los hallazgos iniciales más allá de las comparaciones de grupos, ofreciendo tanto una cuantificación granular del riesgo (Poisson) como una herramienta práctica de detección (ROC), abordando directamente el objetivo del estudio de tender un puente entre la mecánica del sprint y la distensión de los isquiotibiales.

Mensaje para llevar a casa

Mecánica del sprint y distensión de isquiotibiales: El S-MAS (Sprint Mechanics Assessment Score) sirve como herramienta de campo eficaz para detectar a los atletas de alto riesgo de sufrir lesiones de isquiotibiales relacionadas con el sprint (HSI). Aunque es valioso, debe combinarse con:

Estratificación del riesgo

Una puntuación ≥6 sirve como umbral de riesgo preliminar, correlacionándose con una incidencia de lesiones significativamente mayor en este estudio.

  • Debe prestarse especial atención a los deportistas con:
    • Historial previo de HSI
    • Reducción de la fuerza excéntrica (déficit de ejercicios nórdicos de isquiotibiales)

Intervenciones específicas

Abordar los defectos biomecánicos identificados por los componentes S-MAS (por ejemplo, flexión lateral del tronco, patrones de golpeo del pie) mediante:

  • Protocolos de fortalecimiento excéntrico (por ejemplo, flexiones nórdicas de isquiotibiales)
  • Trabajo de estabilidad pélvica/tronco.

Para la rehabilitación específica de lesiones:

Consulta esta guía completa sobre la clasificación de las lesiones de isquiotibiales y los protocolos de vuelta al deporte para adaptar las intervenciones a la gravedad de la lesión (por ejemplo, los grados de la Clasificación de Lesiones Musculares del Atletismo Británico). https://www.physiotutors.com/fr/hamstring-injury-classification- and-rehabilitation/

Prevención holística de lesiones

Mientras que el S-MAS se centra en la mecánica, integra estos factores adicionales:

  • Control de la carga de entrenamiento: Controla la carga interna utilizando tanto datos subjetivos de RPE (Valoración del Esfuerzo Percibido) como datos objetivos de seguimiento en el campo.
  • Factores psicosociales: Un estrés percibido elevado o la privación de sueño pueden agravar los riesgos biomecánicos.
  • Controles medioambientales: La dureza de la superficie y el diseño de los tacos pueden alterar la cinemática del sprint.

Referencia

Bramah C, Rhodes S, Clarke-Cornwell A, et alLa mecánica de la carrera de velocidad está relacionada con las lesiones por distensión de los isquiotibiales: un estudio de cohortes prospectivo de 6 meses de 126 futbolistas masculinos de éliteBritish Journal of Sports Medicine Published Online First: 23 de marzo de 2025. doi: 10.1136/bjsports-2024-108600

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