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Condición Hombro 31 Ene 2023

Dolor en la articulación AC / Lesión acromioclavicular | Diagnóstico y tratamiento

Dolor en la articulación AC

Dolor en la articulación AC / Lesión acromioclavicular | Diagnóstico y tratamiento

Introducción y Epidemiología

Resultado de imagen para AC joint wiki commons

La clavícula desempeña funciones de apoyo y movilidad de la extremidad superior. Sirve de punto de transición entre la cintura escapular y el tronco del cuerpo, conectando la extremidad superior con el esqueleto axial. Además, sirve para proteger los vasos subclavios y el plexo braquial(Balcik et al. 2013).
Entre la articulación ósea se interpone un disco fibrocartilaginoso intraarticular de tamaño y forma variables, que funciona para corregir las incongruencias óseas entre la superficie acromial cóncava y la clavícula distal convexa. La degeneración discal puede comenzar ya en la segunda década de la vida, lo que a menudo da lugar a poco más que un resto fibrocartilaginoso en la edad adulta temprana(Menge et al. 2014).
Aunque las lesiones son una causa precipitante común del dolor en la articulación acromioclavicular, la artritis suele ser la causa principal del dolor y se desarrolla como consecuencia de la tensión constante sobre la articulación, a menudo en personas que realizan actividades repetidas de levantamiento por encima de la cabeza(Buss et al. 2003).

 

Durante el proceso de exploración, es importante descartar una fractura de clavícula o una separación grave de la articulación acromioclavicular. Las fracturas claviculares representan el 2,6-5% de todas las fracturas y su mecanismo de lesión es similar al de una lesión de CA(Melenevsky et al. 2011).

Las separaciones de la articulación acromioclavicular se clasifican en función de su gravedad según la clasificación de Rockwood:
I: Ligamento AC estirado
II: Rotura parcial de ligamentos AC
III: Rotura completa de los ligamentos AC y coracoclavicular (CC)
IV: Clavícula desplazada posteriormente sobre el acromion
V: Clavícula desplazada justo debajo de la piel
VI: Clavícula debajo del coracoides (¡muy raro!)

Existe consenso en la literatura en que los grados I-III (según la clasificación de Rockwood) se tratan de forma conservadora y los grados IV-VI se tratan quirúrgicamente(Reid et al. 2012).
Según los informes, el mecanismo de lesión es una caída sobre la punta del hombro o el brazo extendido.

 

Epidemiología

Van der Windt et al. (1995) hallaron una prevalencia a 1 año del síndrome acromioclavicular del 4% en una cohorte holandesa de 349 pacientes con molestias en el hombro (restricción de la aducción horizontal, dolor en la zona de la articulación AC y/o dermatoma C4).
Östör et al. (2005) evaluaron a 131 pacientes con dolor de hombro en una cohorte inglesa durante un periodo de un año y hallaron una prevalencia del 24% de patología de la articulación AC.
Las diferencias entre estos resultados podrían explicarse por los distintos criterios diagnósticos utilizados, más estrictos en el estudio de Van der Windt et al. (1995).
Por tanto, cabe suponer que el estudio de Östör et al. (2005) incluye una alta tasa de resultados falsos positivos, ya que clasificaron la patología de la articulación AC basándose únicamente en la aducción horizontal dolorosa.

Para los esguinces de la articulación AC, Hibberd et al. (2016) hallaron una tasa de incidencia de 1,72 casos por cada 10.000 atletas expuestos.  La mayoría de los esguinces se notificaron en fútbol (50,4%), seguido de hockey sobre hielo (34,6%), lucha libre y durante la competición (66,0%). La proporción entre hombres y mujeres fue de 4,67. La mayoría de los esguinces se produjeron por contacto con el jugador (54,7%), seguido del contacto con la superficie (29,0%).
La tasa de recurrencia alcanzó el 9,7%, y el 1% de todos los esguinces requirieron cirugía.

Tenga en cuenta que el diagnóstico por imagen de la articulación acromioclavicular puede ser engañoso. Jordan et al. (2002) han descubierto que la única correlación estadísticamente significativa era entre la señal alta en la clavícula distal y los cambios degenerativos encontrados clínicamente. Además, afirman que existía una relación más débil entre el líquido de la articulación y el examen clínico y entre el aumento de los cambios degenerativos y el avance de la edad. Por lo demás, no se encontró ninguna relación material entre ninguna de las otras anomalías de la RM y el cuadro clínico .
Además, Girish et al. (2011) examinaron 51 hombros asintomáticos en hombres (edad media 56 años, rango 40-70 años) y encontraron una prevalencia de osteoartritis de la articulación AC en el 65% de todos los casos.

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Presentación clínica y exploración

Signos y síntomas

Por lo general, la artritis AC se presenta con quejas de dolor de hombro que empeora progresivamente, aunque un traumatismo menor o una actividad extenuante pueden causar una exacerbación aguda de esta afección degenerativa crónica. El dolor suele localizarse en la cara anterior del hombro, en la región de la articulación acromioclavicular, o referirse al hombro y a la parte superior del brazo.
Las actividades por encima de la cabeza, el levantamiento de pesas y los movimientos cruzados con el brazo afectado suelen asociarse a un empeoramiento de los síntomas.
El dolor nocturno es más frecuente cuando los pacientes se acuestan sobre el lado afectado, y la dificultad para dormir puede ser una de las razones por las que se busca el contacto con un profesional sanitario en primer lugar.
Además, pueden producirse chasquidos, chasquidos, rechinidos y una sensación de enganche con el movimiento del hombro. Una historia cuidadosa de traumatismos o lesiones puede hacer sospechar de inestabilidad u otras patologías asociadas(Menge et al. 2014).

Cadogan et al. (2013) han desarrollado un clúster que incluye signos y síntomas e ítems de la exploración física para diagnosticar la articulación AC no traumática.

Examen

La prueba del arco doloroso también puede utilizarse en la evaluación de la articulación AC sintomática. La única diferencia con respecto a la categoría de síndrome de dolor subacromial es que los pacientes suelen referir síntomas en la flexión del hombro y en el rango final de abducción entre 170-180° de movimiento:

Krill et al. (2018) han realizado una revisión sistemática evaluando la combinación más precisa de pruebas físicas para evaluar la ACJ como fuente de nocicepción. Vea el siguiente vídeo para saber qué pruebas se han incluido:

Otras pruebas ortopédicas comunes para la articulación AC son:

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Tratamiento

El objetivo principal del tratamiento de la artritis ACJ es reducir el dolor, permitiendo una gama completa de movimiento y fuerza.  La primera línea de tratamiento es el manejo no quirúrgico, y las opciones incluyen reposo, modificación de la actividad, medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, inyecciones de corticosteroides y fisioterapia. Los pacientes que acuden tras una exacerbación aguda de sus síntomas suelen beneficiarse de un periodo inicial de reposo, una breve inmovilización en cabestrillo y la aplicación periódica de hielo o calor húmedo(Mazzocca et al. 2007).

La modificación de la actividad implica evitar los movimientos repetitivos, por encima de la cabeza y con el cuerpo cruzado, y es primordial para prevenir la reagudización de los síntomas. El objetivo de la fisioterapia es mejorar la fuerza y la amplitud de movimiento de la cintura escapular, en concreto de la musculatura periescapular y del manguito rotador(Mall et al. 2013).

Hasta ahora, no se han realizado ensayos controlados aleatorizados para comparar la cirugía artroscópica, la cirugía abierta, las inyecciones de esteroides y los programas de rehabilitación entre sí. Por el momento, tampoco hay pruebas claras de que las inyecciones de esteroides sean eficaces o ineficaces para tratar el dolor de la articulación acromioclavicular, ya que pocos estudios informan de resultados a largo plazo(Chaudhury et al. 2017). La cirugía suele considerarse en pacientes con síntomas graves persistentes a pesar de haber probado la terapia conservadora. Aunque la tendencia se inclina hacia la cirugía artroscópica frente a la cirugía abierta, los resultados clínicos a largo plazo en cuanto a alivio del dolor y función son probablemente comparables(Flatow et al. 1992).

 

Referencias

Balcik, B. J., Monseau, A. J., & Krantz, W. (2013). Evaluación y tratamiento de las lesiones esternoclaviculares, claviculares y acromioclaviculares. Atención Primaria: Clinics in Office Practice, 40(4), 911-923.

Buss, D. D., y Watts, J. D. (2003). Lesiones acromioclaviculares en el atleta lanzador. Clinics in sports medicine, 22(2), 327-341.

Cadogan, A., McNair, P., Laslett, M., & Hing, W. (2013). Dolor de hombro en atención primaria: precisión diagnóstica de las pruebas de exploración clínica para el dolor no traumático de la articulación acromioclavicular. BMC Musculoskeletal Disorders, 14, 1-11.

Chaudhury, S., Bavan, L., Rupani, N., Mouyis, K., Kulkarni, R., Rangan, A., & Rees, J. (2018). Tratamiento del dolor en la articulación acromio-clavicular: revisión general. Shoulder & Elbow, 10(1), 4-14.

Girish, G., Lobo, L. G., Jacobson, J. A., Morag, Y., Miller, B., & Jamadar, D. A. (2011). Ecografía del hombro: hallazgos asintomáticos en varones. American Journal of Roentgenology, 197(4), W713-W719.

Jordan, L., Kenter, K., & Griffiths, H. (2002). Relación entre la RM y los hallazgos clínicos en la articulación acromioclavicular. Radiología esquelética, 31, 516-521.

Hibberd, E. E., Kerr, Z. Y., Roos, K. G., Djoko, A., & Dompier, T. P. (2016). Epidemiología de los esguinces de la articulación acromioclavicular en 25 deportes de la National Collegiate Athletic Association: Cursos académicos 2009-2010 a 2014-2015. The American Journal of Sports Medicine, 44(10), 2667-2674.

Krill, M. K., Rosas, S., Kwon, K., Dakkak, A., Nwachukwu, B. U., & McCormick, F. (2018). Una exploración física concisa basada en la evidencia para el diagnóstico de la patología de la articulación acromioclavicular: una revisión sistemática. El médico y la medicina del deporte, 46(1), 98-104.

Mazzocca, A. D., Arciero, R. A., & Bicos, J. (2007). Evaluación y tratamiento de las lesiones de la articulación acromioclavicular. Revista americana de medicina deportiva, 35(2), 316-329.ISO 690

Menge, T. J., Boykin, R. E., Bushnell, B. D., & Byram, I. R. (2014). Osteoartritis acromioclavicular: una causa frecuente de dolor de hombro. South Med J, 107(5), 324-9.

Melenevsky, Y., Yablon, C. M., Ramappa, A., & Hochman, M. G. (2011). Lesiones de la clavícula y la articulación acromioclavicular: revisión del diagnóstico por imagen, tratamiento y complicaciones. Radiología esquelética, 40, 831-842.

OSTÖR, A. (2005). Diagnóstico y relación con la salud general de los trastornos del hombro que se presentan en atención primaria. Rheumatol.

Reid, D., Polson, K., y Johnson, L. (2012). Separaciones de la articulación acromioclavicular grados I-III: revisión de la literatura y desarrollo de directrices de buenas prácticas. Medicina deportiva, 42, 681-696.

Van der Windt, D. A., Koes, B. W., De Jong, B. A., & Bouter, L. M. (1995). Trastornos del hombro en la práctica general: incidencia, características de los pacientes y tratamiento. Anales de las enfermedades reumáticas, 54(12), 959-964.

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