Ellen Vandyck
Director de Investigación
La actividad física es el tratamiento de primera línea recomendado para mejorar los síntomas y mejorar el funcionamiento, aunque muchas personas no alcanzan los niveles mínimos de actividad recomendados. Un estudio de Kanavaki et al. (2017) indicaron que el dolor articular es una barrera importante para la participación en la actividad física y que algunas personas tienen dificultades para encontrar el nivel óptimo de actividad física. Esto indica que mucha gente necesita orientación para conseguir niveles adecuados de ejercicio. Sin embargo, dado que la artrosis es una enfermedad crónica e incurable, se prefiere la autogestión a una orientación individualizada intensiva y costosa. Mercer et al. (2016) descubrieron que el uso de rastreadores portátiles podía conducir a un cambio de comportamiento y a una mejora de los niveles de actividad física. Este concepto se retomó en este estudio para ver si las personas con artrosis también podían mejorar sus niveles de actividad física cuando llevaban un rastreador de actividad portátil. Por lo tanto, el presente estudio tenía como objetivo investigar el efecto del autocontrol de la actividad física en la artrosis.
En un análisis secundario de un ensayo controlado aleatorizado publicado en 2020, los autores examinaron más de cerca los resultados de la función articular percibida y la calidad de vida relacionada con la salud e intentaron desentrañar si añadir la actividad física de autocontrol en la osteoartritis podría mejorar esos resultados.
Los candidatos elegibles eran personas con artrosis de cadera y/o rodilla de entre 18 y 67 años. Debían tener un empleo de al menos el 50% y ser capaces de realizar actividad física.
Se compararon dos grupos:
Los del grupo que recibió el rastreador de actividad portátil tuvieron que llevar este dispositivo desde que se despertaban hasta que se acostaban durante 12 semanas consecutivas. El dispositivo se programó para que cada participante empezara el ensayo con un objetivo de pasos diarios predefinido de 7000 pasos.
Se recogieron variables sociodemográficas y se evaluó la función articular percibida mediante la Hip Disability and Osteoarthritis Outcome Score (HOOS ) o la Knee Injury and Osteoarthrits Outcome Score (KOOS), según la articulación más afectada. Las puntuaciones van de 0 a 100, donde las puntuaciones más bajas representan peores resultados.
La calidad de vida relacionada con la salud autoevaluada se recogió mediante el cuestionario Euroqol EQ-5D-3L. Esta puntuación oscila entre 0 y 100, y las puntuaciones más bajas indican peores resultados. Este cuestionario tiene 5 dimensiones: movilidad, autocuidado, actividades habituales, dolor/malestar y ansiedad/depresión.
Los resultados se evaluaron al inicio y a los 3, 6 y 12 meses.
Un total de 124 participantes: Se analizaron 50 del grupo de control y 74 del grupo de intervención. La mayoría de los participantes incluidos eran mujeres (87%). La edad de los participantes oscilaba entre 38 y 65 años, con una media de 55,8 años. La rodilla era la articulación más afectada.
El análisis no indicó efectos de interacción estadísticamente significativos para ninguna de las subescalas HOOS o KOOS, ni para el EQ-5D-3L. Sólo se observaron pequeñas mejoras a lo largo del tiempo, independientemente de la asignación al grupo, especialmente en las subescalas de dolor y síntomas. Para el EQ-5D-3L, no se observaron mejoras a lo largo del tiempo. Estos resultados no indican ningún beneficio del autocontrol de la actividad física en la artrosis.
¿Por qué es tan difícil crear cambios significativos para las personas afectadas por la artrosis? Una posible explicación es que los cuestionarios HOOS y KOOS no están bien adaptados para captar los cambios en las personas tratadas de forma conservadora. Pero también podemos ser críticos con la intervención utilizada. En el ensayo 2022, tampoco se observaron beneficios entre los grupos de intervención y control en el resultado capacidad de trabajo. También debemos revisar críticamente el programa de intervención. Los individuos se complementaron con un dispositivo portátil. Sin embargo, estas personas ya eran moderadamente activas, y aun así el objetivo basal de pasos diarios retrocedió a 7000. Tal vez, el programa no fue lo suficientemente intenso como para generar diferencias significativas. Además, cada individuo tiene otros niveles de partida, por lo que el ajuste parece muy importante, aunque se utilizó un enfoque único para todos. Al fin y al cabo, en la práctica no se da a todo el mundo el mismo kit de inicio, ¿no?
Si nos fijamos en los componentes del programa SOASP, el estudio hace referencia a Thorstensson et al. (2015), cuando el programa aún se llamaba Mejor tratamiento de los pacientes con artrosis (BOA). Curiosamente, este programa tiene un componente de ejercicio opcional. El estudio menciona: "El objetivo de las sesiones teóricas era explicar los mecanismos que subyacen a los posibles beneficios de ejercicios específicos y aumentar la motivación del paciente para hacer ejercicio. Sin embargo, los pacientes podían optar por rechazar el ejercicio si no estaban motivados en ese momento." Lamentablemente, en el estudio actual no se proporcionó dicha información ni se mencionó si las personas rechazaban el ejercicio. Esto podría ser un factor importante de por qué no se observaron mejoras relevantes.
Los resultados son muy decepcionantes. Sin embargo, debemos tener en cuenta que las personas que participaron en este ensayo ya eran activas al inicio del estudio y que una proporción significativa de ellas ya utilizaba regularmente un dispositivo portátil de seguimiento de la actividad. Por tanto, es posible que esta muestra no fuera adecuada para este ECA. Hubiera sido posible que una muestra de participantes inactivos de clases socioeconómicas bajas con acceso limitado a la atención sanitaria hubiera sido más adecuada.
También debes tener en cuenta que este estudio fue un análisis secundario de un ECA anterior. El ensayo anterior no halló efectos significativos entre los grupos con o sin rastreadores de actividad portátiles. Podrías preguntarte por qué siguen realizando este análisis..
Aparte del carácter secundario, que limita la potencia ya que el ECA original no tenía potencia para este análisis, no surgieron verdaderos problemas metodológicos. Es posible que la población del estudio actual no sea la mejor para el alcance del estudio, pero podría ser interesante saber qué puede aportar el uso de rastreadores de actividad portátiles en personas que lo necesiten más, por ejemplo, personas con bajos niveles de actividad, acceso limitado a la asistencia sanitaria, escasos conocimientos sobre salud, etc.
El autocontrol de la actividad física en la artrosis no mejoró los resultados de la función articular y la calidad de vida relacionada con la salud en esta muestra de personas ya activas familiarizadas con los rastreadores de actividad portátiles y el ejercicio.
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