Investigación EBP y estadísticas 8 de septiembre de 2025
Soler-López et al. (2024)

Biomarcadores basados en la evidencia para el control de la fatiga de los deportistas en deportes de equipo.

Biomarcadores para controlar la fatiga de los deportistas

Introducción

En el deporte de élite, los fisioterapeutas desempeñan un papel fundamental como puente entre la experiencia clínica, la optimización del rendimiento y la prevención de lesiones. Un elemento clave de este papel implica el desarrollo de una comprensión más profunda de las respuestas fisiológicas de los atletas a las cargas de entrenamiento. Las herramientas de monitorización tradicionales, como la variabilidad de la FRECUENCIA CARDIACA, el índice de esfuerzo percibido o los sistemas de seguimiento de la carga externa, proporcionan información valiosa sobre el estrés del entrenamiento, pero a menudo no captan toda la complejidad de la carga interna del deportista. Como se destaca en el artículo revisado, para lograr un rendimiento óptimo y minimizar el riesgo de lesiones es necesario equilibrar la carga de entrenamiento (TL) y la recuperación mediante una monitorización precisa e individualizada.

Los marcadores bioquímicos y hormonales, como la creatina quinasa, el cortisol y la inmunoglobulina A salival, han surgido como factores prometedores para evaluar la carga interna e identificar los primeros signos de inadaptación, fatiga o mayor susceptibilidad a la enfermedad. Para los fisioterapeutas, la integración de biomarcadores para controlar la fatiga de los deportistas en la práctica, a menudo en colaboración con médicos deportivos, entrenadores de fuerza y acondicionamiento y entrenadores principales, puede mejorar la detección de riesgos de sobreentrenamiento y orientar las intervenciones. Esto es especialmente relevante a la hora de interpretar los análisis de sangre de pretemporada, en los que las desviaciones sutiles pueden reflejar el estrés acumulado del entrenamiento y la competición.

Esta revisión sistemática contribuye al campo en evolución de la ciencia del deporte sintetizando la evidencia actual sobre los biomarcadores más eficaces para monitorizar la fatiga de los deportistas. biomarcadores para monitorizar la fatiga de los atletas en los deportes de equipo profesionales. Al contextualizar estos hallazgos en la práctica de la Fisioterapia, el artículo subraya la importancia de la colaboración interdisciplinar y de las herramientas de monitorización objetiva para adaptar las cargas de entrenamiento a los perfiles fisiológicos de los deportistas. Para los fisioterapeutas, estos conocimientos representan una oportunidad no sólo para perfeccionar las estrategias de prevención de lesiones, sino también para apoyar activamente la optimización del rendimiento durante toda la temporada.

Métodos

Esta revisión sistemática siguió el protocolo PRISMA. Se realizaron búsquedas en cuatro bases de datos electrónicas: PubMed, Scopus, SportDiscus, y Web of Science. La búsqueda combinó términos relacionados con deportes de equipo de élite/profesionales, marcadores fisiológicos, inmunológicos, bioquímicos u hormonales, y fatiga, rendimiento, recuperación, estrés o bienestar. También se cribaron las listas de referencias de los estudios incluidos. La selección de los estudios fue realizada de forma independiente por dos investigadores, y los desacuerdos se resolvieron por consenso o mediante un tercer revisor.

Biomarcadores para controlar la fatiga de los deportistas
De: Soler-López et al., Sensores. (2024)

Criterios de inclusión

Se requería que los estudios se centraran en deportistas de deporte de equipo masculinos de élite o profesionales, y que informaran de al menos un biomarcador relacionado con las hormonas, el daño muscular, la inmunidad, el estrés oxidativo o la inflamación. Los estudios elegibles también debían proporcionar una descripción clara de los métodos de adquisición de biomarcadores (tipo de muestra, tiempo y técnica analítica), recopilar datos durante partidos oficiales o sesiones de entrenamiento y adoptar un diseño longitudinal o incluir más de una exposición competitiva o de entrenamiento.

Criterios de exclusión

Se incluyeron estudios sobre atletas aficionados o jóvenes, protocolos de ejercicio simulados o basados en laboratorio, o estudios que carecían de detalles adecuados sobre la medición de biomarcadores. Se excluyeron las mediciones de un único punto temporal, los estudios centrados únicamente en biomarcadores no relacionados con la fatiga o la recuperación (por ejemplo, marcadores nutricionales) y fuentes no primarias como libros u otras revisiones. Sólo se consideraron los estudios publicados a partir del año 2000.

Cribado y selección de estudios 

La revisión siguió las directrices PRISMA, con un investigador realizando las búsquedas en las bases de datos, identificando los estudios pertinentes y extrayendo los datos de forma estandarizada. Los artículos se organizaron en Microsoft Excel, se eliminaron los duplicados y se cribaron los títulos y resúmenes en busca de relevancia. Se examinaron los textos completos cuando fue necesario para garantizar el cumplimiento de los criterios de elegibilidad, lo que dio como resultado 28 artículos seleccionados. Los datos extraídos se tabularon por tipo de deporte (fútbol, baloncesto, voleibol, balonmano), tipo de evento (partidos o entrenamiento) y categoría de biomarcador (fisiológico, inmunológico, bioquímico u hormonal).

Calidad de los estudios 

La calidad de los estudios y el riesgo de sesgo de información fueron evaluados de forma independiente por dos autores mediante la lista de comprobación MINORS, que puntúa la calidad metodológica de 0 a 16 para los estudios no comparativos y de 0 a 24 para los estudios comparativos. Las puntuaciones más altas indican una mejor calidad metodológica y un menor riesgo de sesgo.

Resultados

La búsqueda inicial identificó 504 estudios (496 de bases de datos, 8 de otras fuentes). Después de eliminar los duplicados, se cribaron 385 estudios únicos por título y resumen, obteniéndose 53 estudios potencialmente elegibles. La evaluación del texto completo excluyó 25 estudios que no cumplían los criterios, por lo que se incluyeron 28 estudios en la revisión.

En cuanto a la calidad metodológica, de los 28 estudios, 13 eran comparativos (máximo 24 puntos) y 15 no comparativos (máximo 16 puntos). Diecinueve estudios se calificaron como de bajo riesgo de sesgo, mientras que cuatro estudios comparativos tuvieron un alto riesgo de sesgo. Las debilidades metodológicas más comunes fueron la falta de evaluaciones neutrales (punto 5) y, en los estudios comparativos, la ausencia de un grupo de control con una intervención de referencia (punto 8).

Biomarcadores para controlar la fatiga de los deportistas
De: Soler-López et al., Sensores. (2024)

Los 28 estudios incluidos se publicaron entre 2008 y 2023, y más del 70% aparecieron después de 2015; esta tendencia refleja el creciente interés de la investigación por identificar y validar biomarcadores fiables para monitorizar la fatiga de los deportistas. biomarcadores para monitorizar la fatiga de los deportistas. En los estudios participaron deportistas de élite de diversos deportes de equipo, con mayor frecuencia baloncesto (n=7) y fútbol (n=6), seguidos de balonmano, fútbol sala, rugby, fútbol australiano, voleibol, rugby union, netball y waterpolo.

En cuanto al contexto del estudio, 8 estudios analizaron respuestas a partidos oficiales, 8 se centraron en sesiones de entrenamiento y 12 examinaron ambos. En general, se demostró que los partidos imponían un mayor estrés fisiológico que los entrenamientos.

Los biomarcadores investigados con más frecuencia fueron indicadores hormonales como la testosterona y el cortisol (n = 15). A estos les siguieron marcadores de daño muscular como la creatina cinasa y la deshidrogenasa láctica (n = 9), medidas inmunológicas como la inmunoglobulina A y la función de las células inmunitarias (n = 8), marcadores de estrés oxidativo como las especies reactivas del oxígeno y la capacidad antioxidante (n = 6) y, por último, marcadores inflamatorios como la proteína C reactiva y las citocinas (n = 4).

Marcadores hormonales

Quince estudios examinaron la relación entre las cargas de entrenamiento y competición y las respuestas hormonales, e informaron sistemáticamente de alteraciones en la testosterona, el cortisol y la relación testosterona/cortisol (T/C) a lo largo de la temporada. Estos cambios proporcionan una valiosa para el seguimiento de los atletas, especialmente desde que el cociente T/C se ha convertido en un indicador sensible del estrés del entrenamiento y la fatiga. Mientras que el cortisol por sí solo muestra limitaciones debido a su variabilidad, al combinarlo con los valores de testosterona se obtiene un índice de estrés fisiológico más fiable. Evidencia también sugiere que las respuestas hormonales varían según la posición de juego, el tiempo de juego y la disciplina deportiva, reforzando la complejidad de su interpretación. En general, el uso de T, C y, especialmente, el cociente T/C ayuda a captar el equilibrio entre los procesos anabólicos y catabólicos. Sin embargo, estos marcadores no deben considerarse de forma aislada; su integración con otras medidas Fisiológicas permite ajustes más precisos en el entrenamiento y la recuperación, apoyando en última instancia la optimización del rendimiento y la gestión de la fatiga.

Marcadores de Daño Muscular

La creatina quinasa (CK) es el marcador de daño muscular más estudiado, con evidencias consistentes que muestran elevaciones post-ejercicio relacionadas con la fatiga y el daño muscular. La revisión confirmó este patrón, con aumentos significativos observados hasta 24-72 horas después del entrenamiento o la competición. Estas elevaciones fueron superiores a los coeficientes de variación de los atletas, lo que respalda la sensibilidad de la CK como marcador de la carga aguda. Sin embargo, los valores de CK muestran importantes fluctuaciones diarias y variaciones circadianas (con un máximo por la mañana), lo que complica su interpretación, especialmente para el seguimiento de la carga crónica.

A pesar de estas limitaciones, los estudios demuestran que la CK, junto con la lactato deshidrogenasa (LDH), puede rastrear el daño muscular a lo largo de una temporada. Los valores más altos se observan normalmente durante la pretemporada (cuando las cargas de entrenamiento son elevadas) y durante los periodos de partidos congestionados o eliminatorias, mientras que las reducciones de CK y LDH acompañan a las disminuciones deliberadas de la carga de entrenamiento para mejorar el rendimiento. Por lo tanto, la CK, especialmente cuando se mide 24-48 h después del partido o del entrenamiento, sigue siendo una herramienta valiosa para detectar el estrés muscular y guiar las estrategias de recuperación y gestión de la carga.

Marcadores inmunológicos

La s-IgA (inmunoglobulina salival A) es uno de los marcadores inmunitarios más importantes para los deportistas. Actúa como una primera línea de defensa en el tracto respiratorio, evitando que virus y bacterias se adhieran a la mucosa.

La investigación muestra que cuando aumenta la intensidad del entrenamiento, los niveles de s-IgA suelen descender, lo que aumenta el riesgo de infecciones del tracto respiratorio superior (URTI). Varios estudios revisados aquí probaron cómo cambia la s-IgA durante los ciclos de entrenamiento (pretemporada, sobrecarga, reducción, etc.) y si estos cambios predicen la enfermedad.

  • Relación con la enfermedad: En algunos estudios se observó que un nivel más bajo de s-IgA estaba correlacionado con una mayor frecuencia de síntomas de infecciones urinarias. Por ejemplo, en un estudio, durante un bloque de 4 semanas de entrenamiento intenso, los jugadores presentaron un descenso de los niveles de s-IgA y más resfriados y dolores de garganta, especialmente en la última semana. Otro estudio demostró que si la s-IgA descendía más de un 65%, el riesgo de enfermar en un plazo de 2 semanas era mucho mayor.
  • Resultados mixtos: No todos los estudios encontraron una fuerte relación estadística, pero los atletas con más enfermedades generalmente tenían una s-IgA más baja que los compañeros de equipo más sanos. Algunas diferencias también dependían del papel/posición del jugador, lo que sugiere variabilidad individual.
  • Efecto de la carga de entrenamiento: En todos los estudios, surgió un patrón común: las cargas de entrenamiento más pesadas provocaron un descenso de la s-IgA. Por ejemplo, un estudio informó de que la medición de la IgA salival (s-IgA) puede representar una herramienta útil para controlar la carga de entrenamiento excesiva en los atletas. Por el contrario, otro grupo de investigación no observó una correlación estadísticamente significativa; sin embargo, observó que los aumentos de la carga de trabajo a menudo precedían a los descensos de s-IgA. En conjunto, estos resultados sugieren que unas estrategias de recuperación adecuadas y una gestión cuidadosa de la carga pueden ayudar a mitigar la inmunosupresión.

Marcadores de Estrés Inflamatorio y Oxidativo

Los periodos de congestión de partidos con recuperación insuficiente a menudo provocaron fatiga acumulada y una mayor distensión fisiológica. Esto se refleja en cambios persistentes en los biomarcadores de estrés tanto inflamatorio como oxidativo a lo largo de competiciones consecutivas. 

Por ejemplo, en los futbolistas profesionales, se registraron grandes aumentos de las citocinas inflamatorias (TNF-α, IL-6) y de los marcadores de daño muscular (CK, LDH) a lo largo de la temporada. Del mismo modo, cuando los jugadores disputaron dos partidos en una semana, biomarcadores como la PCR, la CK, el cortisol y los marcadores de estrés oxidativo mostraron valores progresivamente más altos después del segundo partido, lo que demuestra la distensión causada por una recuperación limitada.

Este patrón ha sido confirmado por otros estudios sobre fútbol. También se observaron resultados comparables en el baloncesto de élite (temporada de 6 meses) y el balonmano profesional (12 semanas), con aumentos del estrés oxidativo durante las fases intensivas. Estos deportes mostraron alteraciones bioquímicas más fuertes que el voleibol, probablemente porque el balonmano y el baloncesto implican una mayor carga excéntrica. Tales diferencias ilustran que el perfil de estrés bioquímico varía en función del deporte. Sin embargo, en todos los casos, la competición repetida y los desplazamientos sin una recuperación adecuada provocaron una inflamación no resuelta y un desequilibrio redox, aumentando el riesgo de fatiga y lesiones.

Desde el punto de vista mecánico, el estrés oxidativo sostenido puede afectar a la contractilidad muscular y dañar las membranas celulares, mientras que la inflamación persistente ralentiza la regeneración muscular y empeora el daño tisular. De hecho, en los jugadores de fútbol de élite, los niveles elevados de PCR después de un partido estaban fuertemente correlacionados con los niveles más altos de CK 24 horas más tarde, destacando el vínculo entre la inflamación y el daño muscular secundario.

Biomarcadores clave
De: Soler-López et al., Sensores. (2024)

Diferencias de sexo en el seguimiento de la fatiga crónica

La mayoría de los estudios se centran en atletas masculinos, pero las diferencias de sexo afectan significativamente a la fatiga crónica, desde su desarrollo hasta cómo deben interpretarse los biomarcadores.

En las mujeres, el ciclo menstrual influye mucho en el rendimiento, el consumo de energía y la recuperación. El estrógeno puede proteger los músculos contra el daño inducido por el ejercicio, y las respuestas inflamatorias difieren según el sexo. las respuestas inflamatorias difieren según el sexo, y las mujeres muestran patrones distintos de liberación de citocinas (por ejemplo, IL-6, TNF-α). Las respuestas al Estrés Oxidativo también varían, ya que las mujeres pueden depender de diferentes defensas antioxidantes.

La composición de las fibras musculares y el metabolismo contribuyen además a los patrones de fatiga y recuperación específicos de cada sexo. Por ejemplo, la creatina quinasa (CK) tiende a aumentar menos en las mujeres que en los hombres.

Por último, la relación testosterona/cortisol, ampliamente utilizada en la monitorización, no es directamente comparable entre sexos. Ambos sexos muestran aumentos agudos de testosterona después del ejercicio, pero el aumento es mucho mayor en los hombres. Esto requiere valores de referencia específicos para cada sexo y una interpretación cuidadosa.

En resumen, los protocolos de seguimiento basados en datos masculinos pueden no ser aplicables a las mujeres deportistas. La adaptación de los intervalos de referencia y la consideración de los ciclos hormonales son esenciales para mejorar la monitorización de la fatiga en las mujeres.

Preguntas y reflexiones

Una cuestión clave es la viabilidad de los biomarcadores para controlar la fatiga de los atletas en el ámbito deportivo y clínico. La toma de muestras de saliva ofrece una opción cómoda y no invasiva para las evaluaciones sobre el terreno y puede utilizarse para medir el cortisol, la testosterona y marcadores inmunológicos como s-IgA. Sin embargo, los resultados pueden estar sesgados por lesiones orales, enfermedades o fluctuaciones circadianas. Por el contrario, los biomarcadores de daño muscular (por ejemplo, CK, LDH) y de inflamación (por ejemplo, CRP, citoquinas, TNF-α), así como los marcadores de estrés oxidativo, suelen requerir muestras de sangre o de orina y métodos de laboratorio más avanzados, lo que limita su viabilidad durante la temporada de competición.

Otro reto reside en la interpretación. Algunos biomarcadores, en particular la CK, muestran una gran variabilidad interindividual, lo que dificulta la definición de valores de corte universales. Por lo tanto, las medidas de referencia (antes de la temporada) son esenciales para un seguimiento significativo.

Estos biomarcadores pueden proporcionar información sobre el síndrome de sobreentrenamiento, pero la evidencia actual muestra que ningún biomarcador o marcador hormonal puede confirmar su diagnóstico. Según un consenso de 2013, el OTS se define mejor como una disminución del rendimiento persistente y específica del deporte, acompañada de alteraciones del estado de ánimo, que no se resuelve a pesar de semanas o meses de recuperación. Es importante señalar que el OET sigue siendo un diagnóstico de exclusión, ya que ninguna prueba de laboratorio puede descartarlo definitivamente.

Otra limitación es la falta de datos específicos para la mujer sobre la OET. Las mujeres deportistas son especialmente vulnerables a afecciones como las fracturas por estrés y la Deficiencia Relativa de Energía en el Deporte (RED-S). La Tríada de la Mujer Atleta, tal y como se define en la posición de la ACSM -(a) baja disponibilidad de energía (con o sin trastornos alimentarios), (b) disfunción menstrual, y (c) baja densidad mineral ósea- puede solaparse con la OET pero requiere una atención clínica diferenciada. Factores hormonales como el IGF-1 pueden desempeñar un papel en la salud ósea, mientras que las deficiencias de vitamina D y hierro, especialmente en atletas de resistencia, aumentan el riesgo. Esta revisión pone de relieve que las pérdidas de hierro relacionadas con el ciclo menstrual pueden contribuir aún más a la fatiga y a la disminución del rendimiento. 

Evidencias recientes también sugieren que el ciclo menstrual puede influir en la capacidad de rendimiento, aunque los resultados no son concluyentes en cuanto a la medida en que las diferentes fases afectan a las capacidades físicas.

Háblame de lo que es un "nerd

Este estudio siguió las directrices PRISMA, lo cual es una buena elección porque garantiza la transparencia, la reproducibilidad y minimiza el sesgo de selección. El uso de múltiples bases de datos específicas para cada deporte (PubMed, Scopus, SportDiscus, Web of Science) también reduce el riesgo de que falte bibliografía clave. 

Los criterios de inclusión estaban claramente definidos, y se dirigían únicamente a deportistas de élite o profesionales de equipos masculinos y requerían datos longitudinales recogidos a lo largo de partidos o sesiones de entrenamiento. Esto mejora la validez ecológica, ya que los resultados reflejan las demandas competitivas reales. Sin embargo, el alcance es bastante limitado: al excluir a las mujeres, los atletas aficionados y los estudios de laboratorio, la revisión prioriza la especificidad sobre la amplitud. Como resultado, las conclusiones no pueden generalizarse a las mujeres atletas o a las poblaciones de atletas que no son de élite. Además, la revisión abarcó una variedad de deportes, cada uno caracterizado por cargas internas distintas que naturalmente conducen a diferentes adaptaciones. Para lograr una mayor precisión, estas diferencias deberían haberse tenido en cuenta y explorado mediante análisis de subgrupos.

Otro punto fuerte es el requisito detallado de biomarcadores para monitorizar la fatiga de los atletas y los métodos de adquisición, incluidos el tipo de muestra, el momento de la toma y las técnicas analíticas. Esto ayuda a estandarizar las comparaciones entre estudios. Aún así, sigue habiendo variabilidad: las respuestas de los biomarcadores dependen en gran medida del tiempo, y los métodos de recogida (p. ej., saliva frente a sangre, muestreo matutino frente a vespertino) difieren sustancialmente en los distintos estudios. Esta heterogeneidad reduce la comparabilidad de los resultados y puede desdibujar las tendencias de los biomarcadores. Además, los autores señalan que el momento de la adquisición de datos varió considerablemente en los distintos estudios. Por ejemplo, los niveles de creatina quinasa (CK) se midieron a diferentes horas del día. Aunque estos análisis podrían haberse ajustado para tener en cuenta las fluctuaciones circadianas, los autores sostienen que la elevación constante de CK observada entre 24 y 48 horas después del entrenamiento probablemente mitiga el impacto de tales discrepancias temporales.

Por último, la revisión se basó en un único investigador principal para la búsqueda y la extracción, con arbitraje sólo cuando surgieron desacuerdos. Esto introduce un sesgo potencial: incluso las preferencias no intencionadas durante el Cribado podrían afectar a la inclusión del estudio. Una revisión doble independiente habría aumentado la fiabilidad.

Mensajes para llevar a casa

Control hormonal (testosterona y cortisol):

  • El relación T/C es más fiable que cualquiera de las hormonas por sí solas para evaluar el estrés del entrenamiento y la fatiga.
  • Las respuestas hormonales varían según el sexo, la posición de juego, el tiempo de juego y la disciplina deportiva → la interpretación debe ser individualizada.
  • El muestreo de saliva facilita el seguimiento sobre el terreno, pero hay que tener en cuenta la variación circadiana.

Marcadores de Daño Muscular (CK, LDH):

  • La CK alcanza su punto máximo 24-72 h después del ejercicio y es útil para controlar la carga aguda y la recuperación.
  • Alta pretemporada u horarios congestionados = ↑ CK/LDH → indica necesidad de estrategias de recuperación adaptadas.
  • Comparar siempre con valores de referencia individuales (grandes fluctuaciones diarias).

Marcadores inmunológicos (s-IgA):

  • ↓ s-IgA = ↑ riesgo de enfermedad respiratoria (especialmente con entrenamiento/competición intensos).
  • Consulte tendencias a lo largo del tiempo para orientar la recuperación y prevenir la enfermedad.
  • Las medidas salivales son prácticas y pueden servir como señal de alerta precoz.

Marcadores de Estrés Inflamatorio y Oxidativo (PCR, citoquinas, ROS):

  • Elevación durante periodos de partidos congestionados → indica fatiga no resuelta y ↑ riesgo de lesión.
  • La Inflamación Persistente y el Estrés Oxidativo Dificultan la Recuperación y la Regeneración Muscular.
  • El seguimiento periódico puede ayudar a planificar la reducción de la carga y la recuperación.

ESPECIFICIDAD DE SEXO:

  • Las mujeres deportistas muestran diferentes respuestas en biomarcadores para controlar la fatiga de los deportistas debido a factores como el ciclo menstrual, los efectos de los estrógenos y la composición de las fibras musculares.
  • La CK aumenta menos en las mujeres y la relación T/C no puede interpretarse igual que en los hombres.
  • Los protocolos de seguimiento deben incluir intervalos de referencia específicos para cada sexo y el seguimiento del ciclo menstrual.

Este estudio de acceso abierto ofrece una visión exhaustiva de la investigación actual sobre biomarcadores para monitorizar la fatiga de los atletas y su aplicación en el rendimiento deportivo.

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Referencia

Soler-López, A., Moreno-Villanueva, A., Gómez-Carmona, C. D., & Pino-Ortega, J. (2024). El Papel de los Biomarcadores en la Monitorización de la Fatiga Crónica entre los Atletas Profesionales Masculinos de Equipo: Una Revisión Sistemática. Sensores, 24(21), 6862.

 

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